top of page

Una historia de coronavirus que reconforta: Asunti, en Tandil

Esta nota la escribí hace muy poco para el diario La Nación, dedicada al cierre de la hostería Ave María, durante la cuarentena obligatoria.. Su protagonista es Asunción Pereyra Iraola..

Asunti, como todos llaman a Asunción Pereyra Iraola, decidió cerrar las puertas de su hostería Ave María, en Tandil, dos días antes que se declarara la cuarentena obligatoria. Esa distinguida casa de campo de estilo normando que compró y abrió al turismo hace 20 años, con 11 habitaciones decoradas de manera puntillosa, rodeadas de rosales y un huerto orgánico que explota de sabores, de repente, quedó vacía y en silencio, como nunca antes . Sin huéspedes a quienes agasajar. Sin aroma a pan recién horneado del desayuno, ni de los scons de la hora del té. Los cuartos están vacíos y Asunti, que toda su vida soñó con tener ese hotel, los ventila cada mañana, esperando con optimismo que esto pase pronto.

Desde su teléfono celular, a la propietaria de Ave María, se la escucha animada. Tiene ganas de conversar, compartir sus vivencias. Es que está aislada y cumpliendo la cuarentena, como todos. Su hostería está a 10 kilómetros de Tandil, dentro de un campo de 40 hectáreas.

¿Cómo se vive la pandemia en un lugar turístico en plena naturaleza?

-Soy una privilegiada un poco porque vivo en el campo y estoy rodeada de verde. Es un placer estar acá, no me puedo quejar de nada. Es más, tengo que estar todo el tiempo agradeciendo. Entiendo a la gente en la Ciudad de Buenos Aires que está en departamentos y en casas que no pueden más. Lo veo en las redes, en la tele. Pucha, qué difícil. Acá me entero de la cuarentena porque no salimos, no vamos a ningún lado, lo mínimo e indispensable. Eso sí, nos cuidamos un montón también. Tandil es una de las ciudades de la provincia que mejor acatamiento ha tenido. El intendente, Miguel Angel Lunghi, médico pediatra, es un genio. Desde hace mucho tiempo viene hinchando con el quédense en sus casas y ha puesto unos controles muy rigurosos. Nos metió a todos en casa. En la calle, te preguntan qué estás haciendo, te toman la temperatura en la ruta y te manda a tu casa. En Tandil hay nada más que dos contagiados, uno está internado y otro está en su casa. Y somos unos 150.000 habitantes. Se ha cuidado el tema de la salud de una forma maravillosa. Hay un solo acceso a la ciudad, por la 226, antes podías entrar por la ruta 30. Y hay distintos cruces donde te frenan. La gente cumple los dos metros de distancia. Si vas a la verdulería no te dejan entrar, te atienden desde la vereda, en la carnicería igual. Hay mucha responsabilidad.

-¿Cómo viviste el cierre de tu hostería?

-Yo tenía gente para el fin de semana largo del 24 de marzo. Estaba todo reservado por porteños, la mayoría que viene a Ave María. Y decidimos cerrar el 17 de marzo. Dijimos no, basta. Cancelamos todo y la gente lo entendió perfecto. Nosotros nos adelantamos un par de días a la cuarentena porque nos dio susto. Me daba miedo que viniera gente y después no pudieran volver a sus casas y los problemas que iban a tener. Cerremos, estemos todos tranquilos y cuidados.

-No pensaste en lo que ibas a facturar ese fin de semana

-No. Siempre pensé en la salud. Facturar me hace muchísima falta pero prefiero la salud mía y de todos los que trabajan conmigo. No podía poner en riesgo absolutamente a nadie. Así que cerramos y ahí estamos. Ahora no viene nadie a trabajar, están todos en sus casas porque ellos viven en Tandil. Salvo Martín que vive acá, porque Ave María tiene un pedacito de campo y tenemos unas vacas y unos caballos. Él vive con su familia. El resto, no puede venir. Hablo con ellos, por si necesitan algo. Fue complicado pagar el sueldo a fin de mes, pero lo pude hacer para todos. Más difícil será abril, donde no facturamos nada. Y no sé hasta cuándo será.

-¿Cómo fue encontrarte con la hostería cerrada?

-Ave María tiene una huerta orgánica muy linda. Entonces todo lo que había lo empecé a envasar.

Hice muchas conservas: higos en almíbar, membrillos en cascos -que me encantan-, dulces de tomates cherry, salsa de tomates, ketchup, congelé chauchas y espinaca para tener durante el invierno . Me estoy ocupando de eso, poniéndole el cuerpo. Y sembrando todo lo que vamos a necesitar en la primavera, arvejas, habas, lechugas, brócoli, repollitos de bruselas, coliflor. No tengo que salir a buscar verdura. Es un lugar menos a donde ir. Y las conservas las vamos a usar para cuando tengamos a nuestros comensales.

-¿Todas estas tareas formaban parte de tus actividades cotidianas?

-Habitualmente, cuando están los huéspedes no puedo dedicarme a todo lo que estoy haciendo ahora. Siempre tengo una lista de cosas pendientes, hacer compras de lo que haga falta, revisar las reservas, pagar cuentas, no paro nunca. Y hoy, estoy disfrutando de poder realizar estas actividades con tiempo. Para hacer las conservas, para salir a ver las estrellas, caminar con mis cachorritos. Tenía la cosecha de lavanda que uso para perfumar los roperos y no encontraba momento para desgranarla. Lo venía haciendo a las apuradas y no podía disfrutarlo como lo estoy haciendo ahora. Hoy hago para mí de un montón de cosas que suelo hacer para los huéspedes. Tengo muchos rosales y me hago unos floreros increíbles para mi casa. Estamos muy bien por suerte, deseando que esto pase, y poder brindar todo esto que estamos haciendo para los huéspedes, porque esto no tiene sentido si no es para alguien. Y ese alguien se tiene que cuidar mucho para volver pronto.

-¿Creés que después de la cuarentena se va a apreciar más el contacto con la naturaleza? ¿Cómo imaginas el turismo que se avecina?

-Creo que la gente va a valorar muchísimo el aire libre, el aire puro. Calculo que sí y creo que en cuanto se levante la cuarentena los que estaban encerrados en sus departamentos van a querer salir. No sé si van a animarse a ir muy lejos y tomarse un avión a Hong Kong. Para mí van a querer hacer viajes cortitos por su país. Por un rato va a haber más turismo interno. Me parece que al principio me imagino que va a ser así. Yo haría eso también. Escapadas de dos días a un lugar al aire libre.

-Los animales fueron ganando terreno. ¿Qué cambios notás en tu campo?

-Hoy este lugar está increíble. Veo más perdices, liebres, zorros, mulitas, peludos, vizcachas. Como en la ruta no hay nadie, se escuchan más los pájaros y hay más bicharracos porque perdieron el miedo. Nos quedamos encerrados en casa y ellos andan por todos lados. No tienen miedo a nada. Es divertido.Y los cielos están diáfanos. La luna rosa del otro día, era enorme, espectacular. Las estrellas se ven nítidas. Vemos estrellas fugaces. Lo divertido son los satélites, pasan como 20 o 30. Y como por suerte no hace frío todavía, podés estar afuera por la noche, con una camperita y te quedás ahí viendo las estrellas. Es impresionante lo que ha bajado la contaminación, por eso digo, tenemos que darnos cuenta de lo mal que le estábamos haciendo al mundo. Yo voy a hacer todo lo que pueda desde mi lugarcito.

¿Cuándo imaginás que volverás a abrir la hostería?

No tengo idea cuando volveremos a abrir. No creo que sea en mayo. Ojalá sea en las vacaciones de invierno. No me animo a decir una fecha. Sé que nos estamos cuidando en Tandil. Es una ciudad que vive mucho del turismo y sabemos que tenemos que cuidarnos para cuando todo esto se levante. Pero cuando no sé , ojalá sea para las vacaciones de invierno. Voy a estar esperando con todas estas cosas ricas y muchas ganas de trabajar, y de conversar, de escuchar a la gente cómo lo vivió, porque también es parte del trabajo. Vienen y descargan. Los esperamos con los brazos abiertos para poder cobijarlos, y que disfruten. En este momento estoy viendo una puesta de sol toda roja, espectacular.

Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page